«El arquitecto Richard Rogers (Florencia, julio 1933) está a punto de ser octogenario, apunta a una incipiente sordera y se intuye que su memoria ya no es lo que era, así como la dislexia que sufre desde pequeño… En cambio, viste como un joven, camisa de color naranja butano y zapatos rojizos, y cuenta con entusiasmo de colegial los detalles de la exposición que le dedica a él y a sus obras la Royal Academy de Londres. Fuera, la ciudad del Támesis es su oficina; su hogar esta en el campo italiano.».. [elmundo.es]