A mediados de los años ochenta, dos arquitectos catalanes muy jóvenes, Enric Miralles y Carme Pinós, ganaron el concurso para realizar el nuevo cementerio de la ciudad de Igualada (Barcelona). Su lenguaje conjugaba la obra maestra de Gaudí, Jujol, Aalto, Asplund, Le Corbusier. Su proyecto dibujaba, guiado por las formas de la tierra de un áspero terreno situado entre un área industrial y el paisaje natural, un recorrido que narraba el descenso de un cuerpo a las entrañas de la tierra para reposar…. >>>