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Una ingeniosa broma Americana / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste  [23/11/08]

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Piazza d’Italia Arquitecto de Charles W.Moore con Urban Innovations Group / Ubicación: Nueva Orleans, EE.UU.

Toda acción conlleva una reacción. La arquitectura de la posmodernidad surgió como reacción al puritanismo en el pensamiento y las formas promovido por la arquitectura moderna. Al less is more (menos es más) de Mies Van der Rohe, Robert Venturi contrapuso –haciendo un juego de palabras- less is a bore (menos es un aburrimiento), utilizando el término de nuevo manierismo para designar la arquitectura que hacían él mismo y sus contemporáneos. En él se mezclaban referencias a la arquitectura de todos los tiempos, incluido el mismo Movimiento Moderno.

La Piazza d’Italia constituye una de las más audaces piezas de posmodernismo. Diseñada por Charles W. Moore era una especie de reconstrucción de los prototipos de piazza pasada por el tamiz de la ideología que planteaba Aprendiendo de Las Vegas, ensayo en el cual Venturi hacía un elogio de la estética arquitectónica de esta ciudad, afirmando que los coloridos anuncios callejeros situados ante los casinos eran una forma de expresión nativa y autóctona de la gente corriente y la cultura popular estadounidense.

Desde esta sensibilidad, como un homenaje para exaltar la importante presencia de los italianos en Nueva Orleans y basándose en los tópicos de lo que significaba para el habitante de la América Profunda ‘lo italiano’, Moore creó una escenografía situando una fuente en un área circular central, envuelta por una serie de círculos concéntricos de ladrillo y masonería en blanco y negro, formada de un relieve de la silueta del mapa de Italia. En torno a ella, situó varias fachadas vivamente coloreadas, cada una de las cuales representaba los cinco órdenes clásicos: dórico, jónico, corintio, toscano y compuesto) y una sexta, que el arquitecto bautizó como ‘el orden Delicatessen’.

Cromatismo delirante, escalas distorsionadas, extravagantes combinaciones de materiales (plástico, neón, baldosas de platino, acero inoxidable…), capiteles jónicos hechos de acero inoxidable y arcos marcados en neón, hojas de acanto hechas de agua gaseosa, la efigie del arquitecto lanzando agua por su boca… Una evidencia de cómo Moore creía en el espectáculo, en lo festivo, los diseños estridentes, las combinaciones de colores capaces de dañar la vista, la colisión de estilos estilísticos excesivos, las alusiones a lo esoterico…y concebía la arquitectura desde su capacidad para generar estímulos sensoriales en el usuario planteados y vividos desde una plena libertad intelectual.

La piazza es ante todo una caprichosa broma irónica a través de la que entender los elementos de la arquitectura clásica y el confuso estado de la arquitectura contemporánea. Es un espacio lleno de chistes codificados formulados manejando sin complejos la erudición arquitectónica para crear un escenario absolutamente kitsch.

En el momento de su inauguración topó con opiniones encontradas, el New York Times lo consideró la más importante plaza pública que se hubiera construido en Estados Unidos en mucho tiempo. Otros lo tacharon de delirio insustancial, apuntando en general contra este tipo de parodias posmodernas, acusándolas de herméticas, aduciendo que únicamente podrían ser comprendidas –y, por tanto, apreciadas- por intelectuales. Pero lo cierto es que Moore propone diferentes niveles de comprensión y disfrute para esta obra.

Hoy, ante obras como la Piazza d’Italia se nos presenta una contradicción. Es cierto que este abarrotamiento de mensajes, esta travesura de ironía y pastiche, se antoja pasada de moda, pero situándonos en el momento de su construcción podemos contemplar cómo la arquitectura hacía un esfuerzo para salir del encorsetamiento purista, dándose permiso para auto-parodiarse, como el propio Moore hizo utilizando su propia efigie como surtidor de fuente. El eclecticismo radical, como lo denominara Charles Jencks, encontró una de sus obras cumbres en esta obra, cuya culta ironía dista mucho de la prepotencia cínica de la cual están imbuidos ciertos proyectos de hoy en día, que sin reconocerlo, incurren en un kitsch arrogante e irreflexivo.

 

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste

Publicado en ABC, serie "Insólitos. Arquitectura"

 

 

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